Proyectar desde dentro,
a contraluz. 27.03.25. Entrevista a Nicole Remy
a contraluz. 27.03.25. Entrevista a Nicole Remy
Sofía Tudela: Con cierta luz, proyección que pudimos ver el día de la inauguración del Festival Esquejes, nos compartió el recorrido visual y sonoro que realizaste durante tu estancia en Nanolab (Daylesford, Australia). ¿Cómo empezó este proyecto?
Nicole Remy: Comenzó como una curiosidad. Mientras realizaba Máster LAV (Madrid), aunque estuve principalmente trabajando con cámaras de super 8, empecé a explorar las posibilidades del carrete de estas cámaras. Me intrigaba mucho el funcionamiento de su sistema. Quería desarmarlo para volverlo a construir, meterlo en la cámara y probarlo.
Me acordé de que hace unos años Richard Tuohy y Dianna Barrie impartieron un taller online en torno al funcionamiento de cámaras pinhole. Como tenía las grabaciones del curso me puse a revisarlas de nuevo.
Yo ya había usado cámaras pinhole para hacer fotografías, pero quería ver qué pasaba con el formato super 8. Realicé muchas pruebas mientras trataba de entender cómo funcionaba el sistema, hasta que después de varias pruebas de ensayo y error, realicé mi primera película con esta técnica: Ventanas. La llamé así porque en ella aparecen continuamente ventanas desde las que ver el exterior, pero también porque me acordé de que hay una película de Claudio Caldini que se llama así y que, de hecho, fue la primera película del ámbito del cine experimental que recuerdo haber visto. Creo que parte de mi curiosidad por esa otra visión del cine empezó ahí, en ese momento.
Un año después tuve la oportunidad de participar en INPUT, un espacio de proyectos cinematográficos en desarrollo que ofrece el (S8) Mostra Internacional de Cinema Periférico. Como tutor me asignaron a Albert Alcoz, con quien pude compartir mi interés en relación a las imágenes que venía explorando.
Pasado un tiempo, el (S8) me concedió una ayuda económica (el Premio eSe8_LAB A) para avanzar con mi investigación. Gracias a ella pude pasar un mes trabajando junto a Richard Tuohy y Dianna Barrie en sus instalaciones de Nanolab.
S.T: ¿Cómo fue el proceso de filmación durante tu estancia allí?
N.R: Cuando estuve allí, Richard y Dianna me compartieron todo su conocimiento en relación con la construcción y filmación con pinhole en super 8, lo que me ayudó a empezar a darle forma al proyecto que quería desarrollar allí.
Poco a poco, y después de varias conversaciones con Dianna, empecé a filmar con película de negativo color. En ese momento, pese a que ya conocía el sistema de funcionamiento, todavía no tenía claro qué es lo que quería filmar. Sin embargo, el ser consciente de que se trataba de un proceso de filmación lento me hizo pensar en aquellas cosas de mi alrededor que eran estáticas: la habitación, el bosque, sus árboles, la luz… Todos ellos durarían mucho tiempo ahí, por lo que pese a que tardase en filmarlos seguirían estando en el mismo lugar.
Empecé a realizar distintos recorridos por los alrededores de la casa en la que me alojaba. Solía filmar mientras daba una, dos y hasta tres vueltas por la zona. A veces, me paraba en algo que me llamaba la atención. Después seguía filmando la llegada a la casa y, poco a poco, a la habitación. Poco a poco, estos recorridos de ida y vuelta empezaron a conformar la película que proyecté en el Festival de Esquejes, Con cierta luz.
S.T: Las imágenes que resultaron del uso de la cámara pinhole se alejaban de la nitidez con la que observamos nuestro día a día. De hecho, en tu película, los bordes de las cosas son casi inexistentes. Tampoco el movimiento es un avance en línea recta hacia algo, dando la sensación de que lo que vemos se aleja y se acerca al mismo tiempo.
N.R: Con anteriores proyectos lo que me interesaba era conseguir que la cámara super 8 funcionara como si fuera una Bolex, ya que esta te permite realizar rebobinados y filmar sobre película ya expuesta. Esto es algo que con la cámara super 8 no sucede. En realidad, más allá de la imagen que quería registrar, pensaba en cómo intervenir un sistema para ampliar sus posibilidades de filmación.
Para este proyecto me pasó algo parecido, solo que mi interés estaba puesto en expandir las funciones del carrete de super 8. Después vinieron las pruebas y pude ver las películas resultantes. En ellas, el movimiento era diferente del que acostumbramos a ver. Daba la sensación de estar permanentemente al borde de caer. Esto se debe a que al filmar voy exponiendo varios fotogramas a diferentes alturas al mismo tiempo. De ahí que una tenga la sensación de que las imágenes suben y bajan.
En cuanto a las imágenes que vemos en Con cierta luz, terminé por asumir que éstas no podrían ser tan nítidas como buscaba al principio. En realidad, existen una serie de factores -como la precisión del agujero que haces y por el que pasará la luz- que van a influir en el foco con el que filmas. De hecho, como este agujero tiene que ser muy pequeño lo hago con una aguja.
Al final, traté de integrar algo que ya sabía, y es que el ser humano no es igual de eficiente que una máquina. En mi caso, no podía controlar el resultado de lo que filmaba en su cien por cien.
S.T: El caminar también es algo que está presente. Como mencionaba antes, no vemos tanto el avanzar de un punto a otro, sino un recorrido de ida y vuelta por el paisaje de tu alrededor, la llegada a la casa y de ahí, al escritorio. ¿De dónde surge este recorrido?
N.R: Hace unos años estuve trabajando durante un tiempo con archivo familiar. Siempre me llamó la atención la aparición de un gesto que hace alguien y que queda por fuera de lo esperado de una imagen familiar. En cierto modo, estos acontecimientos inesperados ponen en evidencia la actitud que adoptamos ante la cámara. Esta es completamente performativa y, dependiendo del contexto, adopta unas formas u otras.
A partir de dicha observación empecé a interesarme por ver que pasaba en la repetición de este tipo de gestos que solían quedar al margen. Comencé a repetir imágenes y también sonidos. Recuerdo que sostenía esos momentos repetidamente, lo que acababa creando un ritmo desde el que observar la imagen una y otra vez. Diría que ahí es cuando empezó a ser una constante mi interés por la repetición.
Ya en Madrid, empecé a filmar en círculos. Me quedaba por horas filmando con la cámara de super 8 colocada en un trípode. Esto me permitía moverla 360º fija en un mismo punto. Decidí también filmar cuadro a cuadro para después rebobinar el carrete y volver a filmar sobre él. Ésto me permitió encontrarle un sonido mental a las películas que filmé siguiendo esta técnica.
Tiempo después, durante mi estancia en Nanolab y con la cámara pinhole construida, estuve realizando varias pruebas a partir de los paseos que daba por allí. El hecho de que cada vez que pasaba la película por el obturador tenía que estar quieta influyó no solo en el tiempo que al final me tomaba observando lo que tenía a mi alrededor, sino también en el ritmo con el que filmaba y por lo tanto, en la cadencia con que la película proyectada avanza. Podía ver una coreografía en ella.
S.T: En relación al sonido también sucede algo parecido. Su escucha da la sensación de que ningún momento es más importante que otro. La suma de todos ellos te introduce en un espacio sin tiempo en el que no hay un progreso hacia algo sino una variación de lo anterior que se repite. ¿Cómo surgió tu interés por trabajar también con el sonido?
N.R: Normalmente tendemos a pensar que el sonido acompaña a la imagen y que su creación surge a posteriori. Sin embargo, el sonido también tiene su propia autonomía y puede acompañar a la imagen sin perderse en ella y viceversa.
Es cierto que, dependiendo de la cultura de la que procedas, vas a interpretar los sonidos de una manera u otra. En el caso de la cultura occidental, por ejemplo, cuando escuchamos sonidos con un determinado ritmo o timbre, podemos llegar a asociarlo con sentimientos como la pasión, la nostalgia o la alegría. Esto es algo que he tenido muy presente durante el proceso de creación del sonido de Con cierta luz.
Mientras grababa el sonido, intenté que ni la imagen ni el sonido se opacaran mutuamente. Incluso, para mi era importante que el avance de ambos tuviera por qué ser sincrónico.
En cuanto al procedimiento, lo que hice fue utilizar una casetera analógica. La idea era trabajar de manera similar a como venía haciendo con la pinhole. Para ello, grabé también el sonido de los recorridos que hacía o simplemente, la dejaba grabando mientras filmaba. Luego volvía a grabar varias veces parte de esos sonidos con la intención de que se repitieran para ver qué pasaba.
Poco a poco, se fue generando un collage en el que no se identifica con total claridad la procedencia de lo que escuchamos salvo por momentos en los que, por sorpresa, identificas la lluvia o las hojas de los árboles movidos por el viento.
S.T: Con cierta luz ya se había proyectado antes en el S(8) Mostra Internacional de Cinema Periférico, pero sin embargo, en esta ocasión los elementos y la disposición varían. Además, la relación con el espacio se vuelve más abierta al público al realizarse entre la entrada de ACME y la calle. Esto permite con más facilidad que se encuentre con la mirada de aquellos curiosxs que pasan por ahí. ¿Cómo surgieron estos cambios así como la idea de proyectarse de esta manera?
N.R: La idea de proyectar hacia la calle es algo que surgió después de muchas conversaciones junto a Álvaro Feldman, director del festival. En el S(8) la proyección fue diferente ya que además de dos proyecciones en 16 mm incluí otras dos en super 8 -una encima de la otra y entre medias de las dos proyecciones de 16 mm- en las que se podían ver retratos de mis familiares.
Sin embargo, para la proyección en Esquejes decidí prescindir de las proyecciones en super 8 y hacer convivir dos pantallas en 16 mm proyectadas sobre una gran tela blanca que colocamos a la entrada del espacio de ACME. Lo que hice fue proyectar desde dentro, a contraluz, mientras el público lo veía desde fuera, sentado en unas sillas. Como los proyectores estaban detrás de la pantalla, antes de empezar a proyectar se podían ver sus sombras sobre la tela blanca.
Creo que el hecho de que sucediera en la calle habilitó que los vecinos de la zona o gente que pasaba por ahí, se parasen a curiosear. Algunos miraban de reojo y luego continuaban su camino mientras que otros se quedaban un largo rato. También había coches que al pasar iluminaban la pantalla con sus focos. Al final, se creó una segunda película. En otro espacio hubiera sido diferente la forma que cogería la proyección.
De alguna manera, mientras yo controlaba lo que iría sucediendo desde dentro -pon y cambia los loops, haz entrar el sonido ahora…- lo que sucedía en el exterior estaba completamente fuera de mi alcance.