TODO APUNTA A LA PANTALLA:
UNA INVITACIÓN A LA PROYECCIÓN DE UNA PELÍCULA FILMADA
25 DE OCTUBRE. DE 12:30H A 17:00H.
C. CORRAL DE CANTOS 4. MADRID
Una figura entra en un espacio vacío, neutro. Se detiene en medio, monta una mesa y sale. Al mismo tiempo, otra persona entra, se acerca a la mesa y prepara un proyector de cine. Una vez concluida la acción, este personaje se congela y desaparece. Tras esta pequeña introducción, una multiplicidad de personas y sillas aparecen y desaparecen —sin lógica o continuidad alguna, por arte de magia entre los cortes llevados a cabo por la cámara— delante del proyector, que se mantiene inmóvil como una estatua.
A lo largo de Todo Apunta a la Pantalla, película realizada conjuntamente por quienes, sin ningún tipo de instrucciones previas, decidieron acudir al rodaje, somos testigos de una serie de actos y rituales precedentes al visionado de una película. Algunos resultan reconocibles para cualquiera como llegar, sentarse y hablar con un amigo, otros son algo más extraños como tener que montar su propia silla y decidir el lugar exacto donde se coloca. En esta ocasión, los espectadores convierten el espacio en una enigmática sala de cine en la que la película concluye antes de que comience la función.
UNA INVITACIÓN A LA PROYECCIÓN DE UNA PELÍCULA FILMADA
25 DE OCTUBRE. DE 12:30H A 17:00H.
C. CORRAL DE CANTOS 4. MADRID
Una figura entra en un espacio vacío, neutro. Se detiene en medio, monta una mesa y sale. Al mismo tiempo, otra persona entra, se acerca a la mesa y prepara un proyector de cine. Una vez concluida la acción, este personaje se congela y desaparece. Tras esta pequeña introducción, una multiplicidad de personas y sillas aparecen y desaparecen —sin lógica o continuidad alguna, por arte de magia entre los cortes llevados a cabo por la cámara— delante del proyector, que se mantiene inmóvil como una estatua.
A lo largo de Todo Apunta a la Pantalla, película realizada conjuntamente por quienes, sin ningún tipo de instrucciones previas, decidieron acudir al rodaje, somos testigos de una serie de actos y rituales precedentes al visionado de una película. Algunos resultan reconocibles para cualquiera como llegar, sentarse y hablar con un amigo, otros son algo más extraños como tener que montar su propia silla y decidir el lugar exacto donde se coloca. En esta ocasión, los espectadores convierten el espacio en una enigmática sala de cine en la que la película concluye antes de que comience la función.